El cortometraje que propongo hoy es uno de las más destacadas producciones del cine dadaísta, o al menos, una de las más divertidas: Entr'acte, de René Clair, estrenada en 1924 como interludio o divertimento para la pausa de un espectáculo de ballet.
En realidad, Entr'acte tiene todo el aire de un corto hecho entre amigos. ¡Pero qué amigos! Los artistas plásticos Francis Picabia y Marcel Duchamp, el fotógrafo Man Ray, el compositor Eric Satie...la crème de la crème del arte de vanguardias de entreguerras. Como maestros del absurdo, la película pretende desmontar, y atacar de forma divertida y alocada, las convenciones de la sociedad burguesa. La película se articula en dos partes: en la primera, los personajes convierten las azoteas y tejados de París en un espacio de juego, que acaba convirtiéndose en un coto de caza (en el sentido literal). En esta primera parte vemos a Satie y Picabia preparando en un inicio el cañón con el que "atacar" al espectador; posteriormente veremos a Duchamp y Ray jugando al ajedrez.
La segunda parte es una parodia de un entierro, acto que ningún burgués respetuoso del protocolo y de las circunstancias se tomaría a cachondeo. La comitiva de asistentes acabará corriendo tras un carruaje fúnebre demasiado juguetón, que decide tomar la delantera por su cuenta.
Ya en el terreno personal, que no viene al caso por otro lado, difícilmente puedo olvidar el momento en que vi esta película. Eran los años de estudiante, en una clase de audiovisuales algo lóbrega y mal ventilada... Tampoco puedo olvidar las palabras de Pilar Pedraza sobre la película, al menos sobre la parte final, que no dudó en calificar, con toda la razón, como un auténtico "masaje visual".
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