Hoy ha fallecido a los 77 años el director parmesano Bernardo Bertolucci. Aquel lector que haya seguido la evolución de este blog en sus años de existencia se habrá dado cuenta de que Bertolucci es uno de los referentes de esta página. Aunque siendo sinceros, su cine me ha despertado sentimientos encontrados. La cima de su arte creo que la alcanzó con "La luna", una película a la que dediqué un breve apunte a propósito de mis películas preferidas. En pocas películas aparece una Italia más hermosa e intensa. "Soñadores", una cinta bastante denostada al compararla con otro monumento como "Les amants reguliers", siempre me ha parecido algo más que un interesante ejercicio de cinéfilo y francófilo: una película sobre el autodescubrimiento mediante el contacto con los otros y con la vida reflejada en el cine. Y por último "Io e te" me pareció una forma muy humilde y sincera de despedirse del cine, con una película muy accesible que, bajo su aparente simplicidad, esconde todos sus lugares comunes: la problemática adolescencia, el encierro voluntario, las relaciones familiares que rozan el incesto, las adicciones...En ella, el director parmesano condensaba sus puntos de anclaje, con autohomenajes encubiertos a "La luna" y "El conformista".
Sin embargo, sus grandes obras me han dejado muchas veces frío. "El último tango en París" es una película monumental pero excesiva, que busca constantemente la provocación aunque ofrece unas imágenes portentosas, gracias a la calidez y fluidez que otorgaba un genio como Storaro a la imagen mediante un magistral uso de la cámara en movimiento. Pero la forma de fusilar salvajemente la banda sonora de "La jetée" por parte de Gato Barbieri siempre me ha chirriado. Tampoco he sido un gran admirador de sus grandes superproducciones: "Novecento" siempre me ha parecido una película bastante simplista y maniquea, con muchos añadidos innecesarios y unas actuaciones rondando el ridículo; "El último emperador" decae después de un inicio que sabe captar todo el exotismo de un mundo extinto. Tampoco capté nunca la gracia de "Belleza robada", una película que a mi parecer se esfuerza en exceso en conseguir imágenes bellas, a diferencia de la naturalidad con la que conseguía tales efectos en "La luna".
Aún así, el cine de Bertolucci ha marcado las últimas décadas del cine europeo. Es un punto de referencia ineludible, y así lo he mostrado a lo largo de estos años de blog, en el que se ha dejado notar mi admiración por algunas de sus películas, que han marcado momentos puntuales de mi vida de una forma muy intensa. Su cine perdurará como testimonio de una época menos estrecha de miras, menos pacata, menos marcada por las necesidades comerciales. Así que no concibo mejor homenaje, y más sincero desde esta humilde página, que recoger todas las veces en las que se ha nombrado al director parmesano o se ha colgado por aquí una imagen fija de una de sus películas, que no son pocas.
Espejos, 2 de abril de 2014
Desnudos, 5 de abril de 2014
"Con el cine, el disfrute del cuerpo desnudo ha dejado de ser privado, convirtiéndose en masivo. El cuerpo se ha exhibido tanto que ha llegado a banalizarse, e incluso los cánones de belleza creados desde los medios masivos han alterado nuestra visión de cómo un cuerpo debe ser. Ante tal explotación, algunos cineastas optan por crear desnudos que entronquen con una larga trayectoria histórica de imágenes, para así escapar a su vulgarización. Pueden darse citas obvias, como el desnudo de Eva Green en Soñadores y otros más elaborados, con referencias cruzadas a varias pinturas, como el desnudo yacente de Monica Bellucci en Un verano ardiente de Philippe Garrel."
Salas de cine, 18 de abril de 2014
Geometrías, 24 de junio de 2014
Bañeras, 19 de abril de 2015
"Empezando por las repetitivas friegas de Jeanne Dielman, el silencioso emblema de mujer alienada ideado por Chantal Akerman, y terminando por las afiladas garras de Freddy Krueger emergiendo de la espuma, encontramos una variada gama de situaciones en las bañeras cinematográficas. Bañeras multitudinarias, como en Performance o Soñadores; inocentes distracciones infantiles para pasar el rato en el agua, convertidas en juegos eróticos, como en ¡Átame! de Almodóvar; o inquietantes encuentros en cuartos de baño de habitaciones de hotel, como en El resplandor."
Besos, 20 de abril de 2016
Venus, 30 de abril de 2016
Interiores, 1 de junio de 2016
Trenes, 15 de febrero de 2017
Bicicletas, 21 de febrero de 2017
Teléfonos, 15 de abril de 2017
Giro d'Italia cinematográfico, 6 de mayo de 2017
"16ª Tappa. Parma (Emilia - Romagna). La luna, 1979.
Si Toscana es, junto a Lombardía y Piemonte, la tierra de los ciclistas, la Emilia-Romagna es la de los cineastas. Bertolucci, Bellocchio, Pasolini, Antonioni y Fellini nacieron en la región, nada menos. Parma es la localidad de Bertolucci y en ella ambientó su epopeya Novecento, una película que más allá de la fotografía de Storaro y el impresionante elenco de intérpretes, es simplista y panfletaria, y en muchos momentos soez. Su siguiente película, La luna, vuelve al mismo escenario de Novecento, a la factoría de Corte delle Piacentine.
Es esta una película que se desarrolla en un ámbito familiar no exento de perversión, pues se toca un tema tan de Bertolucci como el incesto. Sin embargo, la película logra un particular equilibrio entre momentos logrados y otros más impostados, y sin duda crece cuando se centra en los momentos perdidos del pasado."
Pies, 26 de febrero de 2018
Ese mismo carácter comestible del pie vuelve a aparecer en la filmografía de directores como Bertolucci, tan apegados a explorar los recovecos de la sexualidad. Así sucede en Soñadores, una película construida a partir de homenajes al cine, en la que el personaje interpretado por Michael Pitt amanece con los dedos del pie de su amiga, interpretada por Eva Green, en la boca.
El intruso / el invitado, 6 de abril de 2018
También en Soñadores de Bernardo Bertolucci la película gira en torno a la llegada de un invitado a una casa entendida como refugio o madriguera, introduciéndose como una cuña en el eslabón formado por una pareja de gemelos demasiado afines. Matthew (Michael Pitt) es un joven norteamericano, cinéfilo e inexperto, que llega a París en 1968. Allí es acogido por la pareja de gemelos formada por Isabelle (Eva Green) y Théo (Louis Garrel). Comparten la afición por el cine y la política y después de una cena familiar, el amigo americano se queda a pasar unos días con la fraternal pareja en ausencia de los padres. El "invitado" aviva el deseo de la joven y la empuja a romper el vínculo, demasiado íntimo, casi incestuoso, que lo une a su hermano. Se convierte de esta manera, como todos los ejemplos anteriores, en un elemento de inestabilidad, de desequilibrio, de alteración del orden existente, al mismo tiempo que en un punto de anclaje más a un espacio, la casa, que invita a la reclusión y el enclaustramiento.
Introducción al cine a partir de un listado de películas (parte 2), 8 de junio de 2018
La luna (Bernardo Bertolucci, 1979)
La luna no trata un tema fácil. El cine de Bertolucci, a grandes rasgos, se caracteriza por aunar un riqueza estética pocas veces igualada con unos temas conscientemente provocadores, como el sexo, las adicciones o el proceso de maduración de la adolescencia a la madurez. La película se centra en Joe (Matthew Barry), un adolescente norteamericano, aparentemente cargado de vitalidad. Después de la muerte de su padrastro, decide acompañar a su madre (Jill Clayburgh), una reputada cantante de ópera, a Italia. Allí comenzarán sus problemas al convertirse en adicto a la heroína. Más allá de este aspecto, la película se convierte en una exploración del "complejo de Edipo", llevado a su punto más extremo. La historia contada corre el riesgo de resultar inverosímil, debido a su radicalidad. Sin embargo, la película resulta en todo momento natural, gracias a la sensibilidad con la que están tratados los personajes y el paisaje, tanto urbano como natural, en el que desarrollan sus vidas. El prólogo inicial del recuerdo de la infancia están muy logrado, así como toda la sección central desarrollada en Parma, la ciudad natal del director.
Título original: La luna Año de estreno: 1979 Nacionalidad: Italia - Estados Unidos Dirección: Bernardo Bertolucci Guión: Bernardo Bertolucci, Giuseppe Bertolucci, Clare Peploe, Franco Arcalli Fotografía: Vittorio Storaro Música: Ennio Morricone, Giuseppe Verdi (no original) Intérpretes principales: Matthew Barry, Jill Clayburgh, Tomas Milian, Alida Valli.
Título original: La luna Año de estreno: 1979 Nacionalidad: Italia - Estados Unidos Dirección: Bernardo Bertolucci Guión: Bernardo Bertolucci, Giuseppe Bertolucci, Clare Peploe, Franco Arcalli Fotografía: Vittorio Storaro Música: Ennio Morricone, Giuseppe Verdi (no original) Intérpretes principales: Matthew Barry, Jill Clayburgh, Tomas Milian, Alida Valli.
A Tavola!, 29 de octubre de 2018
Ciao Bernardo. Nos quedarán sus películas.
Acabado el cine de autor ahora parecen hasta defendibles muchas de las propuestas de Bertolucci que en su momento resultaban harto ridículas. El cine que se ve por el mundo vive una lenta agonía artística (parece un delito de lesa pedantería decir algo así) y el cine de Bertolucci se veía. Y se discutía. Estrellas de Hollywood y tal para películas difíciles (para el estándar actual, que para el de entonces...) Tengo una cierta melancolía por aquellos tiempos (los jóvenes de hoy no sé por qué la tendrán en 30 años, se me escapa) en los que vociferábamos contra la última de Bernardo, cuando ahora ya ni existe la posibilidad de que a alguien se le ocurra la idea de hacerla. En fin. De tu recopilación, echo de menos las primeras y más jugosas películas, cuando no estaba en el mercado de los grandes, sino en los de por hacer, y una que me gusta mucho "Tragedia di un uomo ridículo", del 82, en unos años en los que los autores de los 60 no sabían a donde dirigirse porque empezaban a perder su público. Esa desorientación planea sobre toda la película. Y mi favorita de su obra. "La strategia del ragno", quizás lo sea porque fue la primera suya que vi y me impactó su geometría visual.
ResponderEliminarGracias por tu magnífico comentario, Miguel.
EliminarHe de confesar que no he visto ninguna de las dos películas que nombras, así que tomo nota para verlas en cuanto tenga ocasión. Lo que has comentado a propósito de la película de 1982 me ha recordado a "Identificazione di una donna" de Michelangelo Antonioni, una película de la misma fecha y rodada en ese mismo contexto (la disolución paulatina llegados los ochenta de un público favorable al cine de autor y la consecuente confusión del director). En ese caso también es una película dominada por esa presencia subterránea de la desorientación, pero a mi modo de ver, configura una de las cimas del cine de Antonioni.
Reitero, muchas gracias por tu aportación.
De nada, hombre. Si hablar de cine o ciclismo es siempre magnífico. Sí, estoy de acuerdo, la peli de Antonioni, que me gusta muchísimo también, tiene mucho que ver con la de Bertolucci en ese aspecto. Antonioni siempre ha sido una de mis delibilidades, y le he defendido siempre. Hubo una época, en mi juventud, jaja, que ser antonionista era lo más patético del mundo. Aburrimiento, lentitud, dormitar en la platea, te insultaban al defenderlo, (también porde cir que John Ford era el más grande de todos los tiempos, todo es posible en el mundo de los gustos cinéfilos). Pero a mí la planificación de "L´avventura" me emocionaba, toda la peripecia de "Il grido" me fascinaba, el final de "L´eclisse" me dejaba pegado a la butaca, como el de "Professione: reporter" me aturullaba, hasta que vi fotos del rodaje de ésta, buscando cómo se podía haber hecho. En fin, creo que ya me hecho mayor, y como me decía uno de mis profesores de joven, "no entiendo el mundo en el que viven ustedes", y yo me quedaba perplejo, ahora lo puedo repetirlo porque al fin he comprendido lo que quería decir. Estas son las cosas que pasan cuando muere alguien que has admirado de joven, que viajas a esa época y ahora todo parece peor (cuando seguramente no lo sea).
ResponderEliminarAlgo muy parecido me pasa a mí también. Pero creo que tiene mucho que ver con la experiencia acumulada, que mitiga el efecto sorpresa. Los descubrimientos de juventud quedan grabados en la memoria, todo es nuevo, todo es fresco, se tiene la impresión de acceder a un lugar desconocido que, de golpe, se muestra como el lugar más acogedor y familiar que se podría imaginar. En realidad por eso sigo viendo cine y ciclismo, por esas sensaciones primeras, por ese disfrute inicial que siempre intento repetir, y si bien es difícil alcanzar el mismo disfrute del momento del descubrimiento, hay que ser consciente que la idealización del pasado y la crítica demoledora al presente no siempre coinciden con la realidad.
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