LISTADO DE 2012
Contexto previo (2003 - 2011): Guerras de Irak y de Afganistán. Adopción del euro y ampliación de la Unión Europea hacia el este de Europa. Atentados terroristas islamistas en Europa (11 de marzo de Madrid, atentados de Londres). Gobiernos de George Bush y de Barack Obama en Estados Unidos. Gobiernos de Vladimir Putin en Rusia. Atentados en el metro de Moscú. Construcción del muro de Cisjordania. Fin del terrorismo de ETA. Crecimiento económico chino. Gran recesión de 2008. Primaveras árabes en Túnez y Egipto. Inicio de las guerras de Libia (caída de Gadafi) y de Siria. Consecuencias políticas y sociales de la crisis en el sur de Europa (crisis de Grecia, movimiento 15M en España). Globalización. Migraciones trasnacionales. Protocolo de Kyoto: preocupación por el calentamiento global. Wikipedia y YouTube. Aparición de las redes sociales. Vuelos low cost. Legalización del matrimonio homosexual. Fin de la idea del crecimiento ilimitado.
Mundo audiovisual: Declive del cine norteamericano y creciente competencia de las series televisivas, que se convierten en fenómenos de masas, con apoyo crítico (Los Soprano, The Wire). Intento de recapitalizar el cine comercial mediante el recurso al 3-D (Avatar) y las sagas (Señor de los anillos, Harry Potter, nuevos episodios de Star Wars). Animación de los estudios Pixar. Auge del cine asiático no japonés (Wong Kar Wai, Weerasethakul, Hou Hsiao-Hsien, Park Chan Wok...) y del cine iraní continuador de Kiarostami (Gobadhi, Farhadi). El cine europeo de autor no alcanza popularidad, aunque sí prestigio crítico (Haneke, Tarr), sí en cambio los directores norteamericanos “independientes” de la década anterior (Tarantino, hermanos Coen, en menor medida Paul Thomas Anderson y Wes Anderson). Irrupción latina en el cine anglosajón (Bardem, González Iñárritu, Meirelles, Cuarón).
Listados de los Directores:
Cercanas al top ten:
Au bout de souffle (Jean-Luc Godard, 1960) – 27 puntos; Raging Bull (Martin Scorsese, 1980) – 26 puntos.
De
nuevo dos listados, uno de críticos y otro de directores. Por
primera vez han sido elaborados a partir de las opiniones de votantes
que pertenecen a todos los continentes, aunque todavía haya un
marcado predominio anglosajón. Muchos críticos sudamericanos,
asiáticos y europeos continentales han votado esta vez, hecho que
sin duda ha tenido consecuencias, principalmente en la lista de los
críticos. Las dos listas están marcadas por la continuidad y por la
elección de propuestas canónicas. Este hecho es apreciable en la
película más reciente. En ninguno de los dos listados aparece una
película de las últimas tres décadas: de 1968 es la más moderna
en el caso de los críticos (2001: una odisea en el espacio),
de 1979 en el caso de los directores (Apocalypse now). Cinco
películas aparecen en ambos listados (Vertigo, Ciudadano Kane,
Cuentos de Tokyo, 2001: una odisea en el espacio y 8 y ½),
aunque en posiciones bastante diferentes.
Cuentos de Tokyo |
Como
ocurriese en los listados de las anteriores dos décadas (1992 y
2002), el listado de los críticos tiene una clara intención
canónica e historicista. Algunos se sorprenden por “il sorpasso”
de Vertigo a la líder inalterable de las últimas cinco
décadas, Ciudadano Kane, pero el acercamiento se había
producido ya en la década anterior y en el decenio 2002 - 2012 ha
acabado de completarse el adelantamiento. Vertigo
no deja de ser una película que habla de los mecanismos del deseo en
la mente del solterón masculino, y de los desdoblamientos de la
imagen de la mujer, la real y la imaginada; temas que han nutrido el
cine norteamericano, y en menor medida europeo, de las dos últimas
décadas. Ahí tenemos los casos de Lynch y Verhoeven, sin ir más
lejos. Pero quizá sea más sorprendente la aparición en el top ten
de tres películas de cine mudo (Amanecer, La pasión de Juana de
Arco y El hombre de la cámara), quedándose una cuarta
rozando la décima posición (El acorazado Potemkin, que cae,
de todas formas, por primera vez del top ten). Aparte de la
revalorización del cine mudo, materializada en películas actuales
que retoman su estética (The artist, Blancanieves), la más
sorprendente de estas películas es El hombre de la cámara,
pues se trata de un documental de vanguardia. Esta irrupción tan
sorprendente se debe sin lugar a dudas al nuevo papel del documental,
tanto “auténtico” como “monumentary”, en los festivales de
cine internacionales y entre la intelligentsia. No en balde,
otros documentales magistrales se sitúan entre las cincuenta mejores
películas (Shoah y Histoire(s) du cinéma).
Vertigo |
El resto de la lista no invita a la sorpresa: los películas más clásicas, a pesar de sus singularidades, se mantienen, mientras que del cine intelectual europeo de los sesenta y setenta solo perdura, con un pie más dentro que fuera, el 8 y ½ felliniano. Incluso la vacilación de Welles en el primer puesto puede ser consecuencia del mismo fenómeno: los críticos se han cansado de los autores barrocos.
De
todas formas, nuevas películas recientes se acercan al top ten.
Dentro de las veinticinco primeras se posicionan In the mood for
love de Kar Wai y Mulholland drive de Lynch. Posiblemente
algún día entren en el top ten, aunque no hay que descartar que su
aparición se deba más bien al “calentón” del momento.
La
lista de los directores es más dinámica, más moderna. En ella no
hay películas mudas; en ella, la película más antigua data de
1941. Para los directores, el cine (su forma de entender el cine)
parece comenzar con Ciudadano Kane. Sorprende sin duda Cuentos
de Tokyo en el primer puesto, desbancando a Ciudadano Kane,
e incluso a Vertigo, su competidora. La aparición de la cinta
de Ozu en primer lugar nos habla del mayor peso actual del cine
asiático (Kar Wai, Koreeda, el cine coreano), y del triunfo
estilístico de la corriente austera (Kiarostami). De hecho, la
década del 2000 puede considerarse la del triunfo del plano fijo,
los encuadres anónimos y los silencios. Esta tendencia convive con
otra, de marcado poderío visual, que bebe del cine norteamericano de
los setenta: para los cineastas, Coppola y Scorsese, o mejor dicho,
las películas de los setenta de Coppola y Scorsese, son clásicos
intocables, que han contribuido en su educación visual. También es
sin duda interesante la aparición de la cinta de Tarkovsky, por
primera vez en un top ten en toda la historia del listado. Más que a
una aceptación de la cultura rusa por parte de la cultura
occidental, la nueva apreciación de El Espejo se basa en el
nuevo interés por el cine centroeuropeo (Haneke, Tarr) y por el cine
de corte trascendental norteamericano (Malick). De todas formas, la
película de Tarkovsky no deja de poseer una contundente e
imaginativa fuerza visual, como las de Coppola, Scorsese o Fellini.
El espejo |
2022
Previsión:
Es difícil que haya cambios notables en una lista cuya pretensión es establecer un canon histórico. El cine parece haber alcanzado una forma definitiva ya desde hace bastante tiempo, de manera que es poco probable que películas de los últimos veinte años accedan a los puestos más delanteros. Sin embargo, sí ha habido movimientos que han cuestionado los viejos cánones. El feminismo más reciente, cuya máxima expresión en el mundo del espectáculo sería el movimiento me too, ha tratado de poner en valor el trabajo artístico de las mujeres, la mayor de las veces olvidado. Igualmente, ha arrojado luz sobre el tratamiento cultural de los géneros, hecho que puede hacer tambalear el prestigio de películas ya consolidadas. En ese sentido, es previsible que algunas películas, en exceso centradas en el punto de vista masculino, pierdan parte de su valoración. Pienso en Vertigo, la película que ocupa hasta ahora el primer puesto, una cinta centrada en la creación y reproducción de modelos de feminidad desde una visión masculina normativa y extendida al conjunto de la sociedad. Pienso en 8 y ½, película que a duras penas se mantiene en el top ten, en la que los personajes femeninos parecen proyección exclusiva del deseo del protagonista masculino. Por su parte, Cuentos de Tokyo podría acceder fácilmente al primer puesto, al ofrecer un catálogo de personajes femeninos más bien positivos y autónomos (como sucede todavía más en su precedente Primavera tardía). Además, esta cinta contaría a su favor con su primera posición en el último listado de los directores, menos lastrado por prejuicios que el de los críticos.
Sin
duda las principales beneficiadas serían las películas creadas por
mujeres. En ese sentido, la película que más puestos puede ascender
es Jeanne Dielman, 23 quai de commerce, 1080 Bruxelles, al ya figurar en el último top
cincuenta de 2012. En ella se unen dos aspectos: por un lado, podría
ser una película ya lo suficientemente consolidada por el paso del
tiempo como para formar parte de un “canon alternativo”
feminizado; por otra parte, el reciente fallecimiento de su creadora,
Chantal Akerman, ha contribuido a la puesta en valor del conjunto de
su obra. Algo semejante puede suceder con la obra de Agnes Varda, de
la que no aparecía todavía ninguna película en el top-100. Sin
embargo, pocas películas de mujeres más pueden entrar en un canon
tan reducido: las obras de Claire Denies, Jane Campion, Kathryn
Bigelow, Maren Ade, Alice Rohrwacher o Greta Gerwig parecen todavía alejadas de una consideración masiva como
para aparecer en las posiciones más delanteras.
Jeanne Dielman, 83 quai de commerce, 1080 Bruxelles |
En general podría afirmarse que los nuevos discursos intelectuales dominantes, surgidos desde los márgenes de la sociedad con la pretensión de conquistar su centro, pueden comportar beneficios críticos a las películas que los aborden. No sólo el feminismo, sino también los discursos sobre la identidad sexual o la multiculturalidad (y sus límites) pueden aupar a ciertas películas, aunque el carácter excesivamente contemporáneo de estas temáticas limite la cantidad de películas históricas que los tratan. Cineastas modernos y clásicos como Fassbinder, Loach, Ophüls, Ivory o Sirk pueden verse beneficiados, al igual que cintas con puntos de vista más sensibles hacia la mujer, como La pasión de Juana de Arco, Primavera tardía, Mouchette (o Al azar Baltasar) o Vivir su vida.
Por
otra parte, es posible que accedan a puestos delanteros películas
que amplían los márgenes del cine. No hablo con ello de películas
actuales, sino de películas del pasado, incluso del más lejano, que
quedaron como ejemplos aislados de otro cine posible. En ese sentido,
es posible que un documental como El hombre de la cámara, la
gran sorpresa del último top ten, consolide su posición, no sólo
por su carácter vanguardista y casi abstracto, sino también por su
naturaleza documental. Quizá incite a otros documentales a ganar
posiciones. Shoah parece el documental en mejores condiciones
para alcanzar una valoración crítica masiva. Podría decirse que la
propia naturaleza de los hechos que cuenta impide un posicionamiento
crítico sobre la forma del propio documental, aunque sería más
conveniente señalar que su forma es precisamente la mejor
estrategia, moral y formal, de abordar unos hechos difícilmente
narrables de otra forma. También Histoire(s) du cinéma pueda
ganar posiciones, con su forma amplia, serial y metalingüística,
todos ellos elementos propicios para una revisión favorable.
Otro elemento añadido ha sido la dura competencia que para el cine han supuesto las series televisivas y las nuevas plataformas de exhibición como Netflix, Filmin, Amazon prime, Mubi y demás, hecho ampliado por la actual crisis de la Covid-19, que pone en riesgo la continuidad del modelo de exhibición existente hasta el momento. La lenta agonía del modelo de exhibición tradicional puede ser precisamente un apoyo para relanzar películas de larga duración, que pueden ser más accesibles mediante un visionado pausado o fragmentado (Satántangó, Shoah, incluso Los siete samuráis). Tampoco sería de extrañar que algunas series, como Twin Peaks, acabasen apareciendo en un listado así, no tanto en el top 10 como en el top 100. Más difícil parece que películas producidas por algunas de estas plataformas (piénsese en las películas producidas por Netflix) adquieran una puntuación mínimamente honrosa en la encuesta, tan denostadas como se encuentran por la crítica, al repetir viejos clichés. No es de extrañar que sean precisamente esos viejos clichés, reactualizados, los que contribuyan al ascenso de películas aparentemente olvidadas, pero dotadas de nuevos bríos por el discurrir de las modas. A ello pueden contribuir los más recientes remakes (Blade runner), que dejan en mejor lugar al original que a la copia. Es de prever que aquellas películas más apegadas a la austeridad formal, la linealidad, el plano-secuencia y el clasicismo visual asciendan posiciones en detrimento de posiciones más subjetivas, barrocas o más construidas a partir del montaje. No extrañaría que una película de animación de Hayao Miyazaki entrase en el top-100, como también alguna cinta de Nolan o Fincher, representantes de un “nuevo clasicismo”. La obra de algunos directores históricos parece en contínuo ascenso crítico, como la de Ozu o Tarkovsky, mientras que la de otros parece en un continuo descenso. No es de extrañar que asciendan algunos directores más minoritarios, como Rivette u Oliveira, y alguna película más reciente se sume a las películas del siglo XXI, en el anterior listado una dupla solitaria formada por In the mood for love y Mulholland drive. como Caché o Yi yi, o incluso también There will be blood, El árbol de la vida, Phantom Thread o Holy Motors.
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