He dejado el habitual título de "en el cine y en la tele", pero, para ser sincero, han sido todas en la tele. Pero, a cambio, ofrezco un siete por uno, siete críticas (breves) en una única entrada. O siete experiencias de espectador, como prefiero llamarlas.
Frankenstein (Guillermo del Toro, 2025). 6,5/10
Nunca he sido un gran admirador del cine de Guillermo Del Toro. En ocasiones anteriores, lo había intentado con alguna película suya, dejándola a los pocos minutos. Sin embargo, esta película me ha gustado en su conjunto, aun a pesar de contar con elementos no del todo de mi agrado. No me convencen los excesivos efectos especiales, ni la breve duración de los planos, ni tampoco ese toque disney que arrastra un poco consigo toda la trama. Pero me parece notable la recreación del monstruo, su fisonomía, sus andares, así como toda la parafernalia de bibliotecas, ruinas románticas y paisajes helados a lo Caspar David Friedrich. Con todos esos elementos de puro gozo estético le doy mi aprobado alto.
Il Mostro (Leonardo Fasoli y Stefano Sollima, 2025, miniserie de 4 capítulos). 5/10
Otro producto de Netflix, que en este caso esperaba mejor. La miniserie trata sobre el caso real de il Mostro di Firenze, un asesino en serie que aterrorizó a la población de la Toscana con ocho brutales asesinatos de parejas en sus coches, desde 1968 a 1985. En los noventa se dio con el posible monstruo, Pietro Pacciani, que fue juzgado, condenado inicialmente y absuelto después por falta de pruebas, poco antes de morir. A pocos convenció que el campesino viejo, colérico, histriónico y brutal que fue llevado a los tribunales, un paleto acompañado de dos secuaces medio deficientes, fuese en realidad el Monstruo, surgiendo a partir de entonces toda una serie de teorías conspiranoicas, muy italianas. La miniserie se centra en una de las pistas iniciales, la llamada pista sarda, que fue descartada a finales de los ochenta.
Más allá de los detalles de verosimilitud histórica, la serie tiene un ritmo lento, centrándose en cada uno de los cuatro capítulos en un posible sospechoso, siguiendo de esta manera una mecánica que se hace algo tediosa y predecible, hasta el cuarto capítulo, el mejor de todo el conjunto. Por lo demás, tiene todos los estilemas de Netflix, desde la fotografía oscurísima y apagada, hasta algunos detalles temáticos. Lo realmente interesante de la miniserie es que explore los asesinatos del Monstruo en un contexto más amplio, de explotación, sumisión y violencia contra las mujeres, en la Italia rural, machista y atrasada.
Ran (Akira Kurosawa, 1985). 10/10
Vamos ahora con una auténtica obra maestra. Es una película que ya había visto hacía bastante tiempo, pero no está de más volver de vez en cuando sobre estas obras consagradas. Kurosawa dedicó a esta película toda la atención de sus últimos años y, sin embargo, no suele figurar a la altura de otras obras maestras suyas, como Rashomon o Los siete samuráis. Para mí sí que se sitúa con ellas, al igual que Trono de sangre, su anterior película shakespeariana. Ran es, ante todo, un gran ejercicio de composición de planos y juego de colores. Pero, además, es una obra que trata los temas tan japoneses de la ambición desmedida y la destrucción total, temas que para la generación de Kurosawa significaban algo más que meros recursos retóricos. En resumen, es una película conmovedora, estética, que cuenta además con una brillante banda sonora de Toru Takemitsu y una gran interpretación, muy teatral, de Tatsuya Nakadai. Si con algo me tengo que quedar, es, indudablemente, con el flautista ciego.
Vive l'amour (Tsai Ming Liang, 1994). 7/10
Seguimos en el cine asiático, en este caso con cine taiwanés. Llegué a esta cinta de Tsai Ming Liang al descubrir en las redes sociales que compartimos día de nacimiento. Me hizo gracia, así que volví a dar una oportunidad a esta película, que en su momento inicié en un día con pocas ganas. La película se centra en tres jóvenes de Taiwán, que comparten piso sin saberlo. Una trabajadora de una agencia inmobiliaria, algo despistada, se deja las llaves puestas en uno de los pisos que tiene que vender, hecho que aprovecha un joven trabajador de una empresa de pompas fúnebres para colarse en su interior. Otro día, la chica lleva a un joven, con pinta arrogante y chuleta, al piso, y este le roba una de las llaves después de acostarse con ella. De esa forma, los tres jóvenes van viviendo en el piso, pero a diferentes horas, sin apenas cruzarse. Es una premisa interesante, que sirve de punto de partida para una relación a tres bandas, marcada por los silencios (apenas hablan en toda la película) y la incomunicación en general. Es una película que requiere algo de esfuerzo por parte del espectador, sobre todo por la casi total ausencia de diálogos, pero que merece la pena.
Gotas de agua sobre piedras calientes (François Ozon, 2000). 8/10
Interesante película de François Ozon, de cuando era un director joven apenas conocido, basada en la adaptación de una obra de teatro que Rainer Werner Fassbinder escribió cuando tenía 19 años. Es una película que se desarrolla únicamente en un espacio, el apartamento del señor Bluhm. Es este un maduro corredor de seguros que atrae a un joven estudiante de 19 años, Franz, y con el que mantendrá una relación bastante tóxica, de dominación y sumisión. Las cosas se complican cuando aparecen dos personajes femeninos, la exnovia de Franz y una antigua amante de Bluhm. Es una película muy teatral en fondo e intenciones, con muchos diálogos y esa tendencia fassbinderiana, que Ozon hace suya, del análisis de las retorcidas relaciones de pareja, con sus equilibrios de poder inherentes. Además, Ozon se adapta incluso al estilo visual de Fassbinder, con una estética muy setentera, evitando en todo momento la monotonía en la disposición de la cámara y sus movimientos. Francamente me gustó mucho, tanto que la anterior entrada (un intento de creación literaria) está inspirada en ella.
Las amargas lágrimas de Petra von Kant (R. W. Fassbinder, 1972). 9/10
Y una vez vista la copia, mejor volver al original. He vuelto a ver, después de muchos años, esta fantástica película de Fassbinder y me ha seguido pareciendo portentosa. Me sigue sorprendiendo aun hoy la capacidad de Michael Ballhaus para evitar la monotonía en un único escenario, con múltiples colocaciones de la cámara y travellings imposibles en un espacio tan reducido. La película trata sobre la diseñadora de moda Petra von Kant (Margit Carstensen), una mujer endiosada, egoísta y depresiva, un personaje aterrador que, aun así, busca ternura y amor, y no lo encuentra. Es una película triste pero que, como sucede en las películas de Fassbinder, y también en las de Rohmer, se ve con cierta ligereza, por la capacidad que ambos directores tienen para diseccionar los sentimientos humanos con la frialdad de un entomólogo y la frivolidad de un moralista del siglo XVIII.
La pianista (Michael Haneke, 2001). 8,5/10


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