sábado, 6 de mayo de 2017

GIRO DE ITALIA CINEMATOGRÁFICO

En conjunción con el blog amigo Gelateria Aprica, dedicado al ciclismo, Cinemateca Rialto se une a la conmemoración del Giro de Italia número 100 con un viaje por il bel paese a través de las localizaciones de algunas películas. 


En Italia el Giro es vivido como algo que excede a lo puramente deportivo. Se trata de una competición deportiva siempre vibrante, que se sostiene sin necesidad de relatos añadidos ni justificaciones ajenas. Pero también es cierto que las localidades italianas se tiñen de rosa porque el Giro es considerado una especie de símbolo de una unidad nacional demasiado reciente, renacida y en cierta manera reinstaurada después de 1945. Los años del dopoguerra son los de Coppi y Bartali y también los del neorrealismo. Son dos fenómenos que van de la mano en la reconstrucción de un mito nacional, quebrado por el fascismo, el colaboracionismo y la lucha fratricida de los años cuarenta. El ciclismo como deporte popular, de operai e contadini, tuvo un papel crucial en la creación de un relato nacional a partir de dos "héroes", Coppi y Bartali, convertidos a la fuerza en encarnaciones de las dos Italias enfrentadas que derrotaron al fascismo, la Italia comunista y la Italia católica. La misma doble alma que habitaba en Roma città aperta de Rossellini. Aunque todo este relato fundacional de la Italia salida de las ruinas tiene el reverso odioso de haber sido contado una y mil veces, alejándose cada vez más de la realidad de la que partió, como sucede con todos los mitos. 

Permitidme que una mis tres pasiones, la historia del arte, el cine y el ciclismo, en un viaje en 21 etapas a través de Italia. Comencemos pues. 

1ª Tappa. Palermo (Sicilia). Il Gattopardo, 1963.

Nuestro particular Giro comienza en Sicilia, una isla muy cinematográfica. En la retina del aficionado común del cine están Cinema Paradiso o la saga de El Padrino, pero comencemos mejor en la Villa Boscogrande de Palermo en la que se ambienta Il Gattopardo de Luchino Visconti, la monumental adaptación de la novela de Tomasi di Lampedusa. Película cuyo trasfondo no es otro que el irregular proceso de unificación italiano, sobre el que se superponen varios discursos: el de la adaptación a los nuevos tiempos, el de la pervivencia de las élites y el de la proximidad de la muerte. 

En el caso del Giro, el sur siempre ha sido sinónimo de caos, carreteras mal asfaltadas y múltiples peligros derivados de las multitudes congregadas en las cunetas. El Giro no deja de ser una carrera del norte, ganada por ciclistas de allí (salvo Di Luca y Nibali). Conocidas las reticencias con las que se observan ambas zonas de Italia, es comprensible que el pelotón atraviese el sur con una tensa calma. Desgraciadamente, en lo de la peligrosidad de Sicilia los norteños llevan algo de razón, pues dos de las cuatro muertes de ciclistas en carrera han tenido lugar en las carreteras de la isla: Juan Manuel Santiesteban en Catania en 1976 y Emilio Ravasio, que sufrió una caída en Sciacca en 1986 y falleció dieciséis días después.  


2ª Tappa. Noto (Sicilia). L'avventura, 1960.

Continuamos en Sicilia, camino de Noto, siguiendo el vagabundeo ocioso de los protagonistas de L'avventura de Michelangelo Antonioni, film que suscitó abucheos y bostezos, al mismo tiempo que revolucionó el cine, en el mismo momento en el que surgía la nouvelle vague en Francia. El mismo año, Vincenzo Torriani, el patrón del Giro, decidía incluir por primera vez el Gavia en el trazado de la carrera.

La película de Antonioni podía considerarse una sucesión de situaciones anticlimáticas, compuestas mediante planos de encuadres arriesgados, que jugaban con los espacios vacíos y las asimetrías al modo de los cuadros de Degas y De Chirico. También la propuesta de recorrido de Torriani era arriesgada, pues el Gavia presentaba pendientes imposibles para los desarrollos de la época, en una carretera descarnada y con tramos de sterrato, flanqueada de auténticos abismos. El protagonista del día fue Imerio Massignan, que coronó primero pero al que dos inoportunos pinchazos le privaron de la victoria, que fue finalmente para Charly Gaul. Jacques Anquetil defendió con uñas y dientes su maglia rosa ante Gastone Nencini, que lo distanció en la subida. El descenso suicida de Anquetil y la colaboración de Tino Coletto en el llano descendente hacia Bormio fueron imprescindibles para que el normando mantuviese el liderato.




3ª Tappa. Taormina (Sicilia). Antigone, 1992. Etna.

Continuamos en tierras sicilianas aproximándonos hacia el estrecho de Messina, tierra de Vincenzo Nibali, haciendo antes un alto en Taormina. En el teatro grecorromano la pareja Straub-Huillet ambientó el drama Antígona de Friedrich Hölderlin. La pareja francesa nos ofrece uno de sus dramas hiératicos, con rítmica entonación del texto en alemán, guardarropía clásico y algún que otro encuadre al suelo. Sin embargo los momentos más interesantes de la película derivan de esos pequeños instantes en los que la naturaleza irrumpe en el plano, con una brisa que mueve la copa de los árboles o el ruido de la arena bajo las sandalias.

Poco antes de llegar a Taormina, la carrera puede ascender al Etna, el volcán que ya apareció en el Giro de 2011 y que volverá este año a la carrera. En 2011 ganó Contador, aunque después fue descalificado. En el cine, el Etna aparece en el final de Teorema de Pier Paolo Pasolini, con Massimo Girotti vagando desnudo por sus laderas. Aunque volviendo al tema clásico y a las adaptaciones de Hölderlin, el Etna también se asocia la figura de Empédocles, el filósofo que se lanzó al volcán. Historia que fue tratada por Hölderlin en un inconcluso drama y que también los Straub-Huillet llevaron al cine.
 


4ª Tappa. Matera (Basilicata). Il Vangelo secondo Matteo, 1964.

Ya en el continente, nuestro Giro inventado recala en Matera, la capital lucana caracterizada por sus cuevas. En ella, Pasolini ambientó el evangelio de San Mateo, quizá una de sus películas más plomizas pero que en su día le valió el aplauso papal. La música africana y los encuadres frontales, con reminiscencias a la historia de la pintura, pretendían ser un canto a la pobreza y la inocencia, y entroncaban bien con el discurso tercermundista de la Iglesia del Concilio Vaticano II. Discurso que, por cierto, duró bien poco, y que quizá pretendía lavar malas conciencias.

Las llegadas del Giro a Matera han sido habitualmente al sprint. En 2000 ganó Mario Cipollini, la quintaesencia de italiano ligón que ostenta el récord de victorias de etapa, nada menos que 42. En 2013 obtuvo la victoria John Degenkolb, aprovechando una caída en el último kilómetro.




5ª Tappa. Eboli (Campania). Cristo si fermò a Eboli, 1979.

La siguiente llegada se ubica en Éboli, en la Campania, el lugar en el que Francesco Rosi adaptó la novela homónima de Carlo Levi sobre el exilio interior en los años del fascismo. La película de Rosi puede encuadrarse en un conjunto de películas italianas, de fechas muy próximas, que se interesan por el mundo rural, desde un punto de vista político y regional (que casaba muy bien con la idea de la época de "Italia de las regiones"), no exento de pinceladas escabrosas. Ahí están Padre padrone, L'albero degli zoccoli e incluso la panfletaria Novecento. 

Las regiones del sur han sido habitual terreno para los velocistas. Maddaloni, Castrovillari o Potenza han sido localidades tradicionales de llegadas masivas. Sin embargo, en contadas ocasiones las carreteras de los Apeninos meridionales han dado lugar a interesantes emboscadas. Así sucedió en 1972 en la etapa desarrollada en Calabria entre Cosenza y Catanzaro, en la que Eddy Merckx junto a Gösta Pettersson pillaron a contrapié a José Manuel Fuente. El escalador asturiano destacaría también en el sur, en el Monte Faito en Sorrento en la edición de 1974.    



6ª Tappa. Napoli (Campania). Un filme falado, 2003.

La bulliciosa Nápoles ha acogido bastantes llegadas del Giro de Italia, con tendencia a los finales en volata, como el de 2013 con Cavendish, año en el que la ciudad acogió la grande partenza. En el ámbito del cine, el periplo mediterráneo de Un filme falado de Manoel de Oliveira recala en la ciudad partenopea, ofreciéndonos dos pequeñas y didácticas escenas, en las que Leonor Silveira explica a su "hija" con detalle, en encuadres siempre fijos y calculados, los mitos del Castel del Ovo, para recorrer a continuación las ruinas de Pompeya.

Pompeya también aparece en el cine en Viaggio in Italia, la interesante película de Rossellini que se desvincula de la realidad social y se centra en los problemas de pareja. Ingrid Bergman y George Sanders forman una pareja que se vapulea con palabras e infidelidades, soñadas o reales. Parecen reencontrar un patético reflejo de su amor casi extinguido en los amantes petrificados de Pompeya. Esos que hoy se sabe que son dos muchachos. 




7ª Tappa. Capri (Campania). Le mèpris, 1963.

Jean-Luc Godard realizó su capolavoro italiano en Capri, adaptando El desprecio de Alberto Moravia. La película de Godard habla de infidelidades, de las cimas a las que puede aspirar el arte y de las bajezas a las que debe someterse cuando se prostituye por fines comerciales. En la Villa Malaparte de Capri se desarrollan las escenas principales, cuyo emplazamiento remite inconscientemente a los viajes marítimos de Ulises y a la Antigüedad perdida a la que el arte pretende volver de tanto en tanto, como símbolo de pureza. La formidable banda sonora de Georges Delerue, la presencia sabia de Fritz Lang y el formato panorámico la han convertido en un clásico. En cambio, la película pierde cuando se centra en las disquisiciones del celoso Michel Piccoli, quizá trasposición del propio Godard.

El año que se estrenó el film, Franco Balmamion ganaba su segundo Giro. Este discreto corredor piamontés tiene en su haber un doble récord: es el último italiano en haber ganado el Giro de forma consecutiva y, al mismo tiempo, sin haber obtenido ningún triunfo de etapa en ninguna de las dos ediciones. Mientras Adorni conquistaba el corazón de las amas de casa con su labia de guaperas, Balmamion representaba al campeón discreto, calculador, eficiente, y no dado a las grandes manifestaciones verbales.


8ª Tappa. Sabaudia (Lazio). La forma della città, 1975.

Nuestro particular Giro se aproxima a la capital de Italia, que sin embargo no es la capital del Giro. Se para antes en Sabaudia, al sur del Lazio, en el Agro Pontino. Es esta una ciudad de fundación fascista, construida después de la desecación de las lagunas pontinas realizada por el régimen de Mussolini. Es uno de los máximos ejemplos de la arquitectura racionalista-fascista, junto con la Casa del Fascio de Como, del arquitecto Terragni, y los edificios del barrio romano del E.U.R. 

La forma della città es uno de los últimos documentos con Pasolini vivo, hablando precisamente del urbanismo y la arquitectura fascista de Sabaudia. El cineasta-poeta, que vivía precisamente en el E.U.R., intenta "salvar" a Sabaudia de una categórica condena ideológica, señalando que no es tanto el resultado del fascismo (que no fue más que un grupo de asesinos en el poder, señala), como el fruto de la tendencia natural, propia de los italianos, de dotarse de construcciones clásicas y de dimensiones humanas. Una tendencia que el fascismo tan solo instrumentalizó. 

El Giro no ha acabado nunca en Sabaudia, pero sí en la cercana Terracina. En 1969 tuvo lugar una tragedia al venirse abajo una de las gradas portátiles en el rectilíneo de meta, justo en el momento en el que llegaban los ciclistas. La etapa la ganó Eddy Merckx, pero un niño murió aplastado. Según todos los testimonios, el campeón belga estaba muy afectado. Hacía dos años había ganado su primera victoria en montaña, en el Block Haus, y en 1968 se había hecho con el triunfo absoluto después de la demostración en las Tre cime di Lavaredo. En cambio, su segundo Giro en maglia rosa empezaba mal y acabaría peor, pues en la decimosexta etapa Merckx sería encontrado positivo, siendo expulsado de la carrera en Savona.



9ª Tappa. Roma (Lazio). Caro diario, 1994.

Llegamos a Roma. Poco feeling ha tenido Roma con el Giro de Italia. La ciudad, demasiado orgullosa, siempre ha visto en la manifestación deportiva ciclista un invento de los norteños y por tanto su visita apenas ha alterado la particular rutina de la ciudad. En 1974 el Giro partió del Vaticano, pero la caravana ciclista abandonó pronto la ciudad tras la bendición papal. En 2009 el Giro finalizó con una contrarreloj en la capital italiana. La lluvia ahuyentó al público, y podía verse a paseantes distraidos, completamente indiferentes a la carrera. El Giro ha esquivado Roma siempre que ha podido. Una ciudad cuya historia, cuyo frenético día a día, cuyo tráfico, no pueden "paralizarse" por la llegada de una "insignificante" carrera ciclista con cien años de historia.  

En cambio, las relaciones de Roma con el cine han sido siempre muy fructíferas. En el epicentro de Cinecittà se gestaron innumerables peplum de variada calidad, y también las imágenes a veces visionarias de Fellini. Sin ir más lejos, su alucinante Roma, mitad obra de estudio, mitad exteriores. O incluso El vientre del arquitecto de Peter Greenaway, sobre la arquitectura italiana a través del Panteón y el Vittoriano. Aunque la imagen seleccionada es de Caro diario de Nanni Moretti, de su seductor recorrido en vespa por una Roma estival desierta. En concreto, del barrio de la Garbatella.



10ª Tappa. Roma (Lazio). Brutti, sporchi e cattivi, 1976.

Seguimos en Roma. Quizá nuestra hipotética caravana ciclista ha realizado aquí el día de descanso, o se desarrolla una contrarreloj con salida y meta en la capital. Una contrarreloj que pase por las borgate que Pasolini visitaba en su Alfa Romeo en sus escarceos nocturnos (con bastante de pederastia) y de las que dejaba constancia en sus películas, mediante un amplio catálogo de rostros jóvenes, esculpidos por el sol y la dureza de la vida. Son los personajes de Accattone, Mamma Roma y Uccellacci e Uccellini.

Unas borgate que visitó Ettore Scola en 1976, un año después de la muerte de Pasolini, con una mirada bien diferente en la delirante Brutti, sporchi e cattivi. Lo que para el poeta era "inocencia", para la mirada descarnada de Scola es simplemente brutalidad, avaricia, familias numerosas en espacios hacinados, picaresca, niños tratados como bestias, sexo animal y sociedad patriarcal. Nino Manfredi en el rol de padre tacaño y paranoide, obsesionado con la idea de que sus hijos le roban, crea un personaje tan cómico como brutal. 

El Giro pasaba en esas fechas por un mismo proceso de "revisionismo". Acababa la era Merckx y empezaban unos años "difíciles" para el público italiano y para el organizador: corredores supuestamente anónimos estaban empezando a humillar a las estrellas italianas. En 1976, el belga Johan De Muynck, buen escalador pero desconocido para el gran público, estuvo a punto de derrotar a la decrépita estrella local Felice Gimondi, que pudo conseguir la maglia rosa contra todo pronóstico por solo 19 segundos. Pronto se harían cambios en los recorridos del Giro, que lo condicionarían durante casi una década.


11ª Tappa. Pisa (Toscana). Medea, 1969.

La carrera entra en Toscana, tierra de grandes ciclistas. Allí nacieron Bartoli, Ballerini, Casagrande, Bitossi, Bettini, Cipollini y sobre todo Gino Bartali. El excepcional corredor toscano destacó en los Giri de antes y después de la guerra; sus duelos con Fausto Coppi marcaron no solo la historia de la carrera, sino también la del país. Poco se habla en cambio de los duelos que mantuvo con Giovanni Valletti antes de la guerra. La Toscana ha sido también escenario de infinidad de contrarrelojes en Forte dei Marmi en los años setenta, de la etapa del sterrato en 2010 y del descalabro definitivo de Bradley Wiggins en la edición de 2013. 

La película escogida es en este caso Medea de Pasolini, película de 1969 con Maria Callas como protagonista, que es la segunda incursión de Pasolini en el mundo de los mitos. Frente al primitivismo femenino representado por Callas (Medea) y su mundo (Anatolia), Pisa y su Campo dei Miracoli es el terreno de la racionalidad, el mundo de la historia que viene a sustituir al del mito.



12ª Tappa. Ancona (Marche). La stanza del figlio, 2001.

Nos trasladamos a la costa del Adriático, al puerto de Ancona, con la Stanza del figlio de Nanni Moretti. El director italiano, siempre pagado de sí mismo, abandona su particular estilo cómico-político para centrarse en el melodrama, como en su momento hiciese, aunque con aire más naif, en La messa è finita. La stanza del figlio es una película sobre el impensable dolor de la pérdida y sobre las pequeñas esperanzas que pueden abrirse en los momentos de duelo.

La película termina con un largo recorrido en coche desde Ancona hasta Ventimiglia. Cerca de esta localidad fronteriza tuvo lugar, en el mismo año, uno de los momentos más bajos del Giro: el blitz de Sanremo, una auténtica redada policial contra la caravana del Giro en busca de productos dopantes. Los encontraron, y en gran cantidad, teniendo lugar escenas lamentables de mecánicos y asistentes intentando eliminar las pruebas "del crimen" lo más rápido posible. Los ciclistas quisieron plantarse y no continuar; Pantani, al que se le había pillado con bastante droga, quiso pararse, Cipollini en cambio era partidario a subirse a la bici al día siguiente. El pelotón finalmente partió, aunque sin Pantani. El Giro pasaba por sus momentos más bajos de popularidad.

Aunque si volvemos a la capital de las Marcas y también a la temática del duelo, es justo acordarse de Michele Scarponi, el mejor ciclista que ha dado la región, ganador del Giro de 2011 y corredor bromista, muy querido por el pelotón, que recientemente ha sido asesinado mientras entrenaba por un conductor imprudente. 


13ª Tappa. Rimini (Emilia - Romagna). Amarcord, 1973.

Continuamos por la costa Adriática hasta llegar a la Romagna y a una de sus ciudades más importantes, la turística Rímini. La ciudad del condottiero Sigismondo Malatesta y su inconcluso panteón, proyectado por Leon Battista Alberti. La ciudad natal de Federico Fellini.

Fellini realizó con Amarcord su película más accesible en torno a sus recuerdos sobre la Rimini de los años treinta. En esta película afinó su estilo caricaturesco y atemperó sus anteriormente innecesarios movimientos de cámara. Su estilo se volvió más pausado, menos danzarín, y al mismo tiempo más condescendiente con la vulgaridad y lo escatológico. Creó una variada y memorable galería de personajes, como extraídos de un cómic, convertida en epítome de lo italiano. Además, gracias a la ayuda del guionista Tonino Guerra, consiguió la que quizá sea su película más sintética.

También la Romagna es la patria de otro genio, en este caso de la bicicleta: Marco Pantani. Ciclista al que los medios de comunicación y el público endiosaron en vida, al que los controles antidopaje pusieron en su sitio, y sobre el que los periódicos vuelven de tanto en tanto, para remover el asunto de su muerte, como quien mueve con un palo un trozo de mierda en círculos concéntricos. Pantani murió por sobredosis y fue expulsado del Giro de 1999 por un hematocrito excesivo: esa es la realidad, lo demás literatura y ganas de hacer dinero con la muerte. También es cierto que fue un escalador muy dotado, ligero, con un pedaleo grácil y elegante, capaz de hacer soñar, el único que podía alterar una clasificación general tan solo con un día de alta montaña. Yo era de los que me ilusioné con Pantani, me alegré de sus victorias, me dolió mucho su muerte. Fue un escalador único que vivió una época de excesos farmacéuticos. Un ciclista que dejó una marca imborrable en el ciclismo, y no precisamente buena.   



14ª Tappa. Ravenna (Emilia - Romagna). Il deserto rosso, 1965. 

Rávena es la ciudad más bizantina de Italia y también la ciudad de El desierto rojo. Es la ciudad de los mosaicos y también de la primera película en color de Antonioni. Después de las excepcionales fotografías de Gianni Di Venanzo en sus anteriores películas, Antonioni confió en Carlo Di Palma para conseguir un empleo del color con un sentido muy expresivo. Eran los años del pop art, de los colores encendidos, y en la película sobresalen los colores primarios de los plásticos, los vestidos, los automóviles, las fábricas, sobre el gris del paisaje, de la línea del horizonte, del cielo, de las casas, del barro.

Ravenna, próxima al delta del Po, ha dado lugar a pocas emociones en cuanto a ciclismo se refiere. En 2005 ganó al sprint Alessandro Petacchi y en 2011 Mark Cavendish. En la cercana Forlì nació Ercole Baldini, excepcional contrarrelojista que a finales de los años cincuenta parecía recoger el testigo de un Coppi exhausto. En 1958 ganó el Giro, pero no se convirtió en el deseado sucesor, de forma que en años sucesivos fue recibido con dureza por periodistas y público, que intentaron encontrar un rápido sustituto en Romeo Venturelli, Guido Carlesi o Italo Zilioli.  


Ravenna (Emilia - Romagna) en El desierto rojo (Michelangelo Antonioni, 1965)


15ª Tappa. Ferrara (Emilia - Romagna). Al dilà delle nuvole, 1995.

Ferrara es la ciudad natal de Michelangelo Antonioni y en ella rodó uno de los episodios de Más allá de las nubes, la película que rodó con la ayuda de Wim Wenders, pues el director italiano ya se encontraba muy mermado por su apoplejía. Quizá sea precisamente el episodio de Ferrara el más logrado de la película. En él, dos jóvenes se encuentran en la ciudad, atraviesan sus neblinosas plazas y calles y finalmente comparten noche en un hostal. Todo con pocas palabras, en espacios vacíos en los que parecen reverberar las pisadas, con algo de pintura metafísica.

También en Ferrara está ambientada la irregular adaptación de El jardín de los Finzi Contini, la fantástica novela de Giorgio Bassani, realizada por Vittorio De Sica. Lo que en la novela es frescura en la película es cierto acartonamiento y patetismo impostado. Se trata sin duda de una novela sencilla, sin artificios, pero muy recomendable, como todo Bassani. Una novela sobre la shoah desde la perspectiva italiana.

Si por algo es conocida Ferrara en el ciclismo es por haber sido la base de dos médicos dopadores: Francesco Conconi y Michele Ferrari. Su capolavoro fraudulento llegó en 1984, cuando lograron que Francesco Moser renaciese después de una temporada anterior casi anónima. Lo lograron gracias a las transfusiones sanguíneas, y quizá a algo más. En el Giro, con ayuda del organizador y de un público enfervorizado y no siempre educado, Moser arrebató a Laurent Fignon la maglia rosa en la última contrarreloj en Verona.   


16ª Tappa. Parma (Emilia - Romagna). La luna, 1979.

Si Toscana es, junto a Lombardía y Piemonte, la tierra de los ciclistas, la Emilia-Romagna es la de los cineastas. Bertolucci, Bellocchio, Pasolini, Antonioni y Fellini nacieron en la región, nada menos. Parma es la localidad de Bertolucci y en ella ambientó su epopeya Novecento, una película que más allá de la fotografía de Storaro y el impresionante elenco de intérpretes, es simplista y panfletaria, y en muchos momentos soez.  Su siguiente película, La luna, vuelve al mismo escenario de Novecento, a la factoría de Corte delle Piacentine. 

Es esta una película que se desarrolla en un ámbito familiar no exento de perversión, pues se toca un tema tan de Bertolucci como el incesto. Sin embargo, la película logra un particular equilibrio entre momentos logrados y otros más impostados, y sin duda crece cuando se centra en los momentos perdidos del pasado. 

El Giro en 1979 sufriría la mutación antes anunciada. Francesco Moser era la estrella más popular; era un excelente rodador y clasicómano, tiránico con sus gregarios y carismático con el público, que amaba su fuerza, su coraje y su realismo de contadino. Sin embargo, estaba reñido con las montañas. No subía ni aunque lo empujasen. La estrella emergente era Giuseppe Saronni; rápido, potente, precoz y con pocas ganas de plegarse al dominio de Moser. Ambos sabían lanzarse indirectas (y no tan indirectas) delante de los micrófonos. El duelo estaba servido, pero no se daría en la alta montaña, que desaparecerá durante unos cuantos años de los recorridos del Giro de Italia para beneficiar a ambos.




17ª Tappa. Salò (Lombardia). Salò o le 120 giornate di Sodoma, 1975.

1975 fue el último año de Pasolini y el de su última película, antes de ser asesinado. Con la excusa ideológica de la República de Salò y la condena a la barbarie fascista, Pasolini dio rienda suelta a sus particulares demonios interiores, relacionados con la crueldad extrema, la violencia gratuita y las humillaciones. Salò es una película formalmente apreciable pero cuyo contenido resulta demasiado desagradable, nacido de una voluntad por parte de Pasolini de "agredir" al espectador, haciéndole tragar su incubo con la vaselina de la ideología. 

1975 fue para el Giro el primer año de la era post-Merckx. El campeón belga había tiranizado al pelotón italiano durante cinco años, y el organizador no deseaba que superase el récord de cinco Giri en manos de Binda y Coppi. Una oportuna bronquitis del belga- al menos eso se dijo - alivió al organizador Vincenzo Torriani, que había preparado un Giro con sorpresa final. El Giro de 1975 acabó por primera vez en alto, nada menos que en el Stelvio, a más de 2.700 metros de altura. Sin embargo, no se dio un duelo de grandes estrellas, como sucediese en 1953 entre Fausto Coppi y Hugo Koblet. La carrera llegó al último día con el sorprendente Fausto Bertoglio al comando y el escalador español Paco Galdos como único rival que podía intimidarle. Bertoglio se limitó a seguir la rueda a Galdos, que no pudo descolgarlo en toda la subida, contentándose finalmente con la segunda plaza.



18ª Tappa. Venezia (Veneto). Don't look now, 1973.

Nos acercamos al final de este Giro cinematográfico sin pisar los Alpes ni los Dolomitas, pues pocas películas se han rodado en sus cimas y laderas. Nos desviamos en cambio a la laguna de Venecia, a la que sí llegó en su día el Giro de Italia. Fue en la edición de 1978, en una etapa contrarreloj, en la que pudo verse a los ciclistas entrar en la plaza de San Marcos cruzando el gran canal en un zozobrante puente de barcazas. La victoria fue para el gran contrarrelojista de la época, Francesco Moser, que batió a las dos grandes promesas italianas, Giuseppe Saronni y Roberto Visentini. 

El cine ha encontrado muchos menos obstáculos para llegar a Venecia. La cohabitación de palacios y letrinas, el ambiente acuoso y húmedo... todo invita a la melancolía y al misterio. En Muerte en Venecia Luchino Visconti adaptó la novela homónima de Thomas Mann, creando una cuidada y estetizante vanitas sobre las salidas del armario tardías. Años después, Fellini recrearía en estudio una Venecia más inventada que real para su Casanova. Pero la película escogida en este caso es Don't Look Now, del realizador británico Nicolas Roeg, película de asesinatos, con alguna pizca de elementos de terror, que explota a conciencia el ambiente pútrido de la ciudad. Algunos años después el cine español también recalaría en Venecia, con Remando al viento de Gonzalo Suárez, con una escena casi onírica con jirafa incluida. 





19ª Tappa. Genova (Liguria). Genova, 2008.

Hacemos un traslado importante del Adriático al Tirreno, de la Serenissima a la Dominante, sin salir del cine británico. Génova de Michael Winterbottom es una película sin muchas pretensiones sobre un viudo británico con sus hijas en una ciudad italiana. Podría haber sido Génova como cualquier otra ciudad, pues la visión de Winterbottom tampoco profundiza en las particularidades ligures y sí explota a conciencia los tópicos italianos: el supuesto relax, el sol, la gastronomía, los jóvenes siempre dispuestos a ligar con una vespa de por medio, etc. De Génova tan solo se recrea en sus estrechos callejones, en los que una de las hijas cree ver a la madre fallecida, en los palacios barrocos, en el caótico nudo de carreteras paralelo al puerto y en las playas cercanas. 

Génova dio la grande partenza del Giro de 1992, como forma de homenajear al gran personaje histórico local, Cristóbal Colón. Comenzó con un prólogo que se llevó el gran especialista del momento en las contrarrelojes cortas, el francés Thierry Marie. Aunque la gran estrella de esa edición era Miguel Indurain, que venía de ganar el Tour la temporada anterior. A los dos días se hizo con la maglia rosa para no soltarla hasta Milán. El dominio del navarro fue tal que la carrera se convirtió en una auténtica procesión, controlando a su antojo los intentos infructuosos de Franco Chioccioli y Claudio Chiappucci. A este último llegó a doblarlo en la última contrarreloj en Milán, arrancándole casi los dorsales dada la velocidad a la que le adelantó. 




20ª Tappa. Torino (Piemonte). Profondo rosso, 1975.

Dejamos la Liguria de Girardengo y Petacchi y ascendemos al Piemonte, la región del gran ciclista italiano de todos los tiempos, Fausto Coppi. Con Coppi se creó un esquema que luego se repitió con Pantani, aunque con tintes más oscuros: idolatrado en los años del inmediato dopoguerra, condenado después por abandonar a su mujer para marcharse con otra, fue definitivamente "canonizado" después de muerto, a la temprana edad de cuarenta años. Para la historia dejó la etapa de Cuneo-Pinerolo de 1949, la primera ascensión al Stelvio en 1953 y también, por qué no decirlo, la "bomba", un cóctel de drogas para rendir al máximo. 

Llegamos así a Torino, la ciudad que acogió el año pasado el final del Giro, como también sucediese en 1982, la edición en la que Bernard Hinault dominó con la única oposición del equipo Bianchi de Tommy Prim y Silvano Contini. En el ámbito cinematográfico, si hay una película que muestra el lado oscuro de la ciudad, con su rectilíneas calles ofreciendo un aspecto amenazador, es Profondo rosso de Dario Argento. Se trata de una película irregular, como casi todas las del cineasta italiano, aunque pertenece al periodo en el que todavía estaba bajo el influjo de Mario Bava y conseguía escenas logradas. Aunque más que por esta película, que no deja de ser un entretenimiento siniestro, la ciudad debe ser recordada por ser la patria de Cesare Pavese y Primo Levi.




21ª Tappa. Milano (Lombardia). Rocco e i suoi fratelli, 1960. 

Nuestro Giro cinematográfico llega a su fin, en Milán, sede de La Gazzetta dello Sport, el periódico organizador de la prueba desde sus orígenes. Aunque la carrera ha terminado en otras ciudades, como Roma, Turín, Verona, Trieste o Udine, la mayor parte de las veces lo ha hecho en Milán. Antiguamente con la meta en el velódromo Vigorelli, posteriormente en la plaza del Duomo o en el parque Sempione. 

Milán no ha tenido el mismo sex-appeal cinematográfico que Roma o Venecia, pero en ella se han rodado películas tan insólitas como Teorema de Pier Paolo Pasolini o Arcana de Giulio Questi. Aunque para cerrar el círculo, me quedo con una película del director con el que empezamos: Rocco y sus hermanos de Luchino Visconti. Una película invernal sobre la emigración sur-norte, sobre el crecimiento de Milán, el cruel mundo del deporte, los conflictos entre hermanos y la pervivencia en el clan familiar del sur de comportamientos asociados al rencor y la venganza. 



De esta manera terminamos este particular homenaje al Giro de Italia desde una página sobre cine y arte, que siente una especial pasión por el deporte de las dos ruedas. Queda entregar las maglie, fotografiar a los ciclistas del podium y repartir los premios entre gregarios, mecánicos y masajistas. Espero que hayan disfrutado el viaje.

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