Por motivos de salud, ajenos a mi voluntad, voy a tener que pasar un tiempo en mi pabellón de reposo doméstico. Así pues voy a pisar poco los cines durante este tiempo navideño. Tampoco creo que vaya a perderme ninguna película trascendental o imprescindible. Si es buena, estará todavía en el cine a mi vuelta. Por tanto estoy aprovechando las plataformas (e internet) para ver cosas, para ampliar mi lista de películas (incluso miniseries) vistas en casa. Nunca he sido yo un purista de la experiencia cinematográfica en el cine, sea dicha la verdad. Comenzaré el repaso a lo visto en estos días.
Amadeus (Milos Forman, 1984)
Sinopsis: La vida, el éxito y los problemas de Wolfgang Amadeus Mozart, contados por Antonio Salieri, el compositor contemporáneo que estaba tremendamente celoso de su talento y que afirmó haberle asesinado. (sinopsis extraída de IMDB)
Intérpretes: F. Murray Abraham, Tom Hulce.
Esta película la vi hace tanto tiempo que apenas la recordaba. Vista hoy me ha parecido buenísima, ciertamente, equilibrando bastante la parte cómica y la dramática, consiguiendo que una gran superproducción pueda ser popular y sofisticada al mismo tiempo. Creo que el personaje de Salieri capta a la perfección el espíritu italiano: sonrisas a la cara, puñales por la espalda, sin perder por ello un ápice de carisma. Es más, antes que una película sobre Mozart, esta es una película sobre Salieri. Un Salieri inventado, por supuesto, en el que se resumen varios temas: la confrontación entre lo efímero del éxito mundano y la universalidad del éxito eterno; la admiración disfrazada de envidia, o a la inversa. En fin, la película no busca retorcidas formas de expresión, sino más bien una exposición clara, larga y accesible, a veces en exceso caricaturesca (para mí no es un defecto) del siglo XVIII. Un punto intermedio entre la pura invención satírica de Il Casanova di Fellini y la rigurosa reconstrucción historicista de Barry Lyndon.
2/Duo (Nobuhiro Suwa, 1997)
Sinopsis: Yu, una empleada de una tienda de ropa, vive con Kei, un actor desempleado al que ella mantiene. Cuando un día él le pide matrimonio, el equilibrio de su relación parece estar irremediablemente perturbado. (sinopsis de IMDB).
Intérpretes: Eri Yu, Hidetoshi Nishijima, Makiko Watanabe.
Se trata de la primera película que veo de este director y me ha parecido en la línea del cine japonés en el tránsito del milenio. La forma de narrar es muy japonesa, con largos silencios y planos estáticos y vacíos, pero Suwa introduce algunas cosillas vanguardistas. Por ejemplo, introduce en mitad de una escena cortes de montaje en negro, largos, bien visibles, que rompen el ritmo e inducen a pensar que estamos viendo ficción. También hay entrevistas a los personajes, por parte de una voz en off que se esconde detrás de la cámara, quizá el director.
El sentido de la película no me acabó de convencer. El personaje de Hidetoshi Nishijima es claramente un tipo tóxico, maltratador (al menos psicológico) y la pobre chica acaba hecha polvo de tanto aguantar a un holgazán mantenido, que intenta aferrarse a la idea de un matrimonio que realmente no desea por pura necesidad económica. Son desesperantes esas escenas largas de humillación, en las que no llega a percibirse una censura clara de tal actitud. Sí la hay, sin embargo, pero en exceso sutil. En varias ocasiones, en escenas de diálogo, la cámara se sitúa tras la nuca de Kei, sin que veamos su expresión facial, compartiendo tan solo el rostro de Yu. Así sucede en la escena en la que Kei pide matrimonio a Yu. En otras ocasiones, Kei queda fuera de plano, y solo vemos la reacción de Yu, como en la penúltima escena. En esos escasos momentos la cámara toma partido, aunque la conclusión de la película no pueda ser más decepcionante.
Joker: Folie à Deux (Todd Philips, 2024)
Sinopsis: Tras crear el caos, Arthur Fleck ha sido internado en Arkham, a la espera de juicio por sus crímenes como Joker. Mientras lidia con su doble identidad, Arthur no solo se topa con el amor verdadero, sino que también descubre la música que siempre ha estado dentro de él. Secuela de Joker. (sinopsis extraída de filmaffinity).
Intérpretes: Joaquin Phoenix, Lady Gaga, Brendan Gleeson, Catherine Keener.
Nunca compartí el excesivo entusiasmo por la primera película de Joker. La vi en el cine, me gustó, pero tampoco me pareció la obra maestra absoluta de la que habló la crítica. Un tipo zumbado, olvidado por todos, incluso por los servicios sociales, acaba convirtiéndose en una especie de héroe de los nuevos tiempos tras un baño de sangre. Joaquin Phoenix lo borda, ya que le cuesta muy poco meterse en la piel de un loco. La película tenía reminiscencias de V de Vendetta (aunque con un acabado infinitamente mejor) y trataba el tema de la salud mental, aunque de forma muy americana (con muertos de por medio, claro está). La película era muy deudora de Taxi driver, con su matanza y su final ambiguo, y de El rey de la comedia. Los guiños eran tan evidentes que pareció que al director le supo mal e incluyó al propio Robert De Niro en el reparto, haciendo esta vez el papel que Jerry Lewis tenía en la película de 1983. En esta secuela, Todd Philips ha intentando desmontar el mito creado en la primera, lloviéndole un aluvión de críticas de fans descorazonados: en ese sentido, chapeau a su gesto.
Me encanta que haya por fin una película norteamericana que defraude todas las expectativas de forma consciente, que tenga la voluntad de destruir las aspiraciones de unos espectadores ansiosos por encuadrar en mitos preexistentes toda historia nueva que ven. (Se nota que todo el universo Batman me la trae al pairo). La película suma un drama carcelario, una película de juicios y un musical: una extraña hibridación que no ha sido del gusto de todos. Muchos la han tildado de aburrida, pero en realidad se trata de un rebobinado de la anterior cinta. Ahora Arthur Fleck deja al personaje a un lado, renuncia a la fantasía (y al caos), y vuelve a su dimensión humana, sin maquillaje. Me parece fantástica la premisa.
Otra cosa es la película en sí. Valoro muy positivamente que las canciones sean todas ellas reales, sacadas de antiguos musicales o de canciones de los 50-60, centradas casi siempre en el romance y el espectáculo. Pero, a nivel personal, la película me pareció un tanto monótona y sin gracia, falta de brillo, con esa tendencia a la monocromía tan propia de las series, y con Lady Gaga bastante desaprovechada. Mi veredicto: me encanta que haya fastidiado a los fanáticos como un grano en el culo, pero tampoco es una película para mí. Punto final.
Los años nuevos (Rodrigo Sorogoyen, 2024)
Sinopsis: Ana cumple 30 años el día de año nuevo con la vida aún por resolver: vive en un piso compartido, no le gusta su trabajo, cambia a menudo de amigos...Óscar cumple 30 años el día de Nochevieja con la vida casi resuelta: médico vocacional, amigos fieles y una relación que va y viene. Justo cuando los dos llegan a la treintena se conocen, se enamoran y comienzan una relación que se alargará diez años. (sinopsis de filmaffinity).
Intérpretes: Iria del Río, Francesco Carril, Pablo Gómez-Pando.
En este caso se trata de una miniserie, pero con ínfulas cinematográficas. Como todo lo que pretende llenar y llenar horas, tiene sus momentos altos y sus momentos bajos. A veces la cámara tiene una presencia demasiado invasiva en la intimidad de los intérpretes, que me resulta un tanto incómoda (me estaré haciendo mayor). Otras tantas, la generación retratada, que en parte es la mía (quizá un pelín más joven), me resulta realmente insoportable, no sé si por cierto aire madrileñita que me cuesta cada día más digerir (me estaré haciendo también algo xenófobo). En fin, la serie tiene sus cosas que no me han acabado de gustar. Sin embargo, tiene algunos capítulos muy logrados.
Para empezar, el quinto, el que correspondería al paso entre 2019 y 2020. La parejita va a Berlín y en una de las catedrales del techno se les va un poco la olla, después de la ingesta de drogas. Hay una escena un tanto inquietante, medio onírica, que rompe muy bien con la exigencia de registro generacional que se impone Sorogoyen en todo momento. Luego está el capítulo correspondiente a 2020 y 2021, con una huida de Óscar a Valencia. Es el capítulo más rocambolesco y más humanista: tengo que decir que me encantó. Como defectillo general, extensible a todo el cine de Sorogoyen, está su tendencia a alargar al máximo los momentos de tensión. En todos los capítulos hay una escenita. Cuando el recurso se convierte en esquema aburre un poco.
La estructura de la serie podría tomar como referencia a Boyhood, pero en realidad tiene en mente en todo momento a La meglio gioventù (a la que cita directamente). Ambas películas están centradas en el paso del tiempo y de las décadas, la italiana con un mayor peso de la Historia (así, con mayúsculas) en la evolución de los personajes. Boyhood se centra más, a modo de experimento, en el crecimiento real de los personajes. En ambas, la elipsis juega un papel determinante, como también lo hace en Los años nuevos. Intuir qué ha pasado entre año nuevo y año nuevo es lo interesante. El recurso estúpido al cliffhanger de las series queda aquí completamente inutilizado.
Aún así, Los años nuevos tiene su buena dosis de culebrón, con idas y venidas, te quiero y no te quiero, enfados, indecisiones, terceras personas...vamos, lo de siempre. La vida, como dicen en cierto momento. Pero la referencia a La meglio gioventù va tan lejos que Ana (Iria del Río), sobre todo en los últimos capítulos, con el pelo corto, es clavada a Giulia (Sonia Bergamasco). Comparte además con esta película su formato televisivo y episódico. En resumen, me duele decirlo, pero me he sentido reflejado en muchas cosas. No en vano, es una serie generacional.
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