sábado, 21 de diciembre de 2024

TÍO VANIA EN EL CINE

Desde que vi Drive my car, me interesé por la obra de Anton Chejov y en concreto por la obra teatral que da forma a la película de Ryusuke Hamaguchi. Tío Vania es una obra sin aparente acción, solo un estallido puntual de violencia. Pasemos a analizar los personajes y luego un poco la trama de la obra de teatro. 

PERSONAJES

SEREBRIAKOV, Aleksandr Vladimirovich: profesor jubilado, propietario de la finca donde se desarrolla la acción. Esta hacienda pertenecía a la familia de su primera esposa, ya fallecida, hermana del Tío Vania. Serebriakov vivía en la ciudad, pero ha decidido instalarse una vez jubilado en la hacienda, junto con su nueva esposa, la joven Elena. El profesor es un anciano aquejado por la gota, siempre quejumbroso, pero también pedante y egocéntrico. Vania sentía en el pasado una profunda admiración por el profesor, del que llegaban noticias desde la ciudad. Sin embargo, ahora que convive con ellos, Vania está muy decepcionado. Considera que Serebriakov es un tipo vulgar, que ha alterado sus ritmos de vida, comiendo tarde, y acostándose y levantándose tarde.

Vladimir Zeldin en el papel de Serebriakov, en la película de Andrei Konchalovski de 1970.


ELENA Andreyevna: joven esposa de Serebriakov, de 27 años. Es una joven hermosa, que despierta emociones entre el resto de personajes. Si bien la toman por una joven disoluta y despreocupada, que al parecer se diría que está únicamente atraída por la suculenta herencia que promete su marido Serebriakov, en el fondo tiene buenas intenciones. Intenta propiciar un acercamiento entre Sonia y Astrov, aunque esté ella enamorada de este último. Vania está profundamente enamorado de la joven: ve en ella la única esperanza de reconducir una vida que parece dirigida a la mediocridad y el olvido.

Irina Miroshnichenko en el papel de Elena.

SONIA, Sofia Aleksandrova: hija de Serebriakov y de su primera esposa, ya fallecida, hermana del tío Vania (sobrina de este). Joven devota y trabajadora, está perdidamente enamorada de Astrov, a pesar de la diferencia de edad y de que la propia Sonia se minusvalore considerándose fea. Finalmente es rechazada con elegancia por el médico. 

Irina Kupchenko en el papel de Sonia. 

VOINITSKI, Ivan Petrovich (VANIA): administrador de la finca de Serebriakov, hermano de la primera esposa de este, ya fallecida. Es el personaje central del drama. Vania es un solterón de cuarenta y pico años, que ha vivido enfrascado por el trabajo. Ha llegado a un punto que considera haber desperdiciado su vida y contempla a los demás con cinismo. Tiene un alto concepto de sí mismo, pensando que, de haberse sacrificado menos por un trabajo ingrato, podría haber llevado una vida como intelectual. Junto a él vive su anciana madre y su sobrina. Parece haber sufrido una crisis reciente, un desengaño, parece superado por los acontecimientos y por la vida. Siente envida y rencor hacia Serebriakov, no solo por haberlo idolatrado en el pasado, sino también por envidiar su atractivo con las mujeres. De hecho, Vania está profundamente enamorado (turbado casi) por Elena, a la que llega incluso a acosar. Su mundo se vendrá abajo cuando Serebriakov anuncie al resto de la familia el deseo de vender la finca, que Vania considera que debería heredar su sobrina Sonia. 

Innokenti Smoktunovski en el papel de Vania. 


ASTROV, Mijail Lvovich: médico rural, de unos treinta y siete años. Aparenta más, puesto que está agotado por su trabajo. Según se comenta, de joven era apuesto y traía locas a las mujeres, y aunque ha pasado el tiempo, aun perdura algo de su encanto. La muerte de un paciente por una negligencia suya le atormenta. Para él la medicina no parece ser una vocación, sino un trabajo que lo desloma y por el que se entrega un poco a la bebida. La auténtica vocación es la de plantar árboles. Según su filosofía, el hombre está destruyendo la naturaleza y hay que pensar en el futuro. Más bosques traerán un clima mejor y con él sociedades mejores. Sonia está perdidamente enamorada de él, pero también Elena. Astrov también se siente atraído por la belleza de Elena, pero no se decide a dar un paso claro en esa dirección. 

Sergei Bondarchuk en el papel de Astrov.


Otros personajes secundarios son MARIA Vasilievna (madre de Vania y abuela de Sonia), Ilia Ilich TELEGUIN (propietario empobrecido, acompaña en las largas veladas de la finca a Astrov y Vania en sus conversaciones, amenizándolas con la guitarra) y MARINA (anciana nodriza).  

ACTO I

En este acto inicial se presentan las tensiones subyacentes entre los personajes. Vania se muestra cínico y decepcionado, y acusa a Serebriakov y su forma de vida de sus desilusiones. Sonia no sabe cómo manejar sus sentimientos hacia Astrov y este reflexiona sobre el deterioro de su vida y la necesidad de revitalizar el medio ambiente. 



ACTO II

Aumenta la tensión, en una noche pesada y tormentosa en la que nadie puede dormir. Principalmente por Serebriakov y sus continuas quejas. Vania aborda a Elena y le suplica algo de amor, pero es rechazado. En esa larga noche, Vania, Astrov y Teleguin beben. Vania confiesa a Astrov su amor no correspondido por Elena, pero el médico no le da mucha importancia. Parece sumido en sus propios pensamientos y decepciones. 


ACTO III

Serebriakov ha convocado a todos sus familiares para hacer un anuncio importante. Mientras tanto, Sonia busca la intercesión de Elena para acercarse a Astrov, pues tiene muy poca confianza en sus propias habilidades. Elena promete ayudarla, pero sin darse cuenta comienza a flirtear con Astrov, que le muestra sus proyectos medioambientales. 

Serebriakov anuncia a sus familiares que está dispuesto a vender la hacienda. No le gusta la vida rural y considera que no encaja en ese ambiente: para sus últimos días quiere comprarse una casa en Finlandia. Vania pierde el control. Considera que la finca debe heredarla su sobrina Sonia y le espeta al anciano todas sus quejas. Le acusa de charlatán. Vania se marcha a su habitación y vuelve al salón, y delante de todos dispara a Serebriakov, pero erra el tiro. 



ACTO IV

Anticlímax final. Serebriakov y Elena deciden marcharse. Serebriakov decide dejar de lado los planes de venta, perdonando a Vania por su intento de asesinato. Sonia y Astrov piden a Vania que les devuelva la morfina que le ha robado al médico para suicidarse. Todos toman a Vania por loco. El intento entre Elena y Astrov queda en nada también, marchándose finalmente el médico, sin que Sonia pueda retenerlo. La obra termina con un diálogo entre Sonia y Vania (este escucha en silencio), en el que la joven conmina a su tío a mirar hacia el futuro, seguir trabajando para no pensar y poder encontrar la paz en la otra vida.




Pasemos ahora a hablar de dos de las versiones cinematográficas de la obra (hay otra de Louis Malle, pero que me da una tremenda pereza ver). 

La versión de Andrei Konchalovski (1970) es completamente fiel a la pieza teatral, en cuanto a ambientación, idioma y tono. Destaca la cuidada fotografía, con una alternancia entre escenas a color y otras en tonos sepia. Al parecer, esta alternancia no fue una decisión estética, sino que estuvo motivada por la carencia de suficiente película a color. De todos modos, el ambiente húmedo, acuoso casi, y los tonos verdosos, amarillentos y dorados de la fotografía, recuerdan mucho al cine de Tarkovski. Esta semejanza no es casual. Por un lado, Konchalovski había participado como guionista en las dos primeras películas de Tarkovski (La infancia de Iván y Andrei Rublev). Por otro, el director de fotografía de Tío Vania será el mismo que el de El espejo, Georgi Reberg. Es este director el que crea también esa luz particular que impregna la película confesional de Tarkovski. Todo ello ayuda a reflexionar sobre el cine como arte colectivo, descartando la teoría ya superada de exclusiva autoría individual. 



Quizá lo llamativo de esta película de Konchalovski sea la aparición del director Sergei Bondarchuk como Astrov, papel que debería haber sido para un actor algo más joven. Destaca igualmente la interpretación un tanto histriónica, pero siempre dentro de los parámetros de loco ruso, de Innokenti Smoktunovski en el papel de Vania. O de las dos mujeres principales, Irina Kupchenko interpretando a Sonia y Irina Miroshnichenko en el papel de Elena.

Ryusuke Hamaguchi hace de la obra Tío Vania parte central de Drive my car, una película basada en un relato breve de Haruki Murakami, del mismo título que la película, incluido en su libro Hombres sin mujeres. A pesar de su brevedad, en el relato aparecen todas las claves de la película. Kafuku (Hidetoshi Nishijima) es un actor viudo que, después de sufrir un accidente, necesita una chófer que conduzca su apreciado coche, mientras escucha en el trayecto una cinta con la que repasa los diálogos de Tío Vania. Además, rememora la relación con Oto, su mujer (Reika Kirishima), así como las infidelidades de esta, conociendo a su último amante, el joven actor Takatsuki (Masaki Okada). También la chófer, Misaki (Toko Miura), tiene un pasado familiar en Hokkaido. Los únicos elementos de cosecha propia del guion de Hamaguchi y Takamasa Oe son las historias sexuales que cuenta la esposa de Kafuku en duermevela, el viaje desde Hiroshima a Hokkaido, así como el peso en la historia que tienen los ensayos y la propia representación teatral de la obra. 

El momento climático de la obra teatral, el tiroteo fallido del acto III, aparece tres veces representado. En la primera ocasión, Kafuku se enfrenta por primera vez a Tío Vania después del fallecimiento de su esposa, y parece a punto de colapsar después de interpretar con intensidad el momento en que Vania pierde los estribos. En la segunda ocasión es Takatsuki quien hace de Vania, no ya en una representación con público, sino en un ensayo general poco antes del estreno. Takatsuki dota al papel de una vehemencia nueva, con riesgo de alterar el guion. En cierta manera lo consigue: la vida real se entromete en la ficción e interrumpe la representación, siendo Vania arrestado. Finalmente, la última representación tiene lugar después de todo el periplo de los personajes, sobre todo después de haber encontrado algunas respuestas (algo tímidas y contenidas) en el viaje desde Hiroshima a Hokkaido. En esta última ocasión, Kafuku también parece a punto de colapsar después de interpretar con intensidad el momento crucial del acto tercero, pero ha conseguido nuevas fuerzas para llegar hasta el final. 

Primera representación de Tio Vania, con Kafuku como Vania, tras la muerte de su esposa. 

Últimos ensayos con Tatsuki como Vania, justo antes de su arresto.


Segunda representación de Tío Vania, de nuevo con Kafuku como Vania, después de todo el periplo. 

La película de Hamaguchi otorga a la última escena de la obra de Chejov una dimensión catártica única. En esta escena convergen la emotividad de la propia obra teatral con la de los personajes de la película. El silencioso diálogo final es una llamada a asumir el pasado y a afrontar el futuro con esperanza. Después de todas las vicisitudes vividas, la identificación entre Vania y Kafuku es completa. Esta penúltima escena de la película es su clímax absoluto, puesto que consigue dar una hondura y vuelo especial a los sentimientos contenidos durante la mayor parte de la cinta, simplemente haciendo uso del silencio, los signos y las expresiones faciales. 



Otro elemento clave es la importancia que da Hamaguchi al texto, no interpretado desde un punto de vista emotivo, sino simplemente leído en voz alta en diferentes idiomas, o recitado de forma monótona. El personaje de Kafuku expresa su idea acerca de esto: el actor debe tener el ritmo de la obra en la cabeza. Debe adaptarse al texto, no interpretándolo a priori, sino dejando que la cadencia de las palabras ejerza su función. Por un lado, esta idea de recitación encaja a la perfección con el peso e importancia que da Hamaguchi a los largos diálogos en sus películas, muchas veces tendentes al monólogo. De hecho, hay un largo diálogo, en plano-contraplano, de una intensidad enorme, en el que Takatsuki se confiesa ante Kafuku a través de una de las parábolas de la difunta Oto. Por otro lado, esta idea de recitación y no interpretación encaja bien con la crítica que se hacía en su momento a la obra de Chejov, unas piezas teatrales que en su momento chocaron por su falta de acción, el carácter anecdótico de sus tramas y la exposición distanciada de los sentimientos.





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